Por allá por zona oeste, detrás de una chapistería olvidada llamada “Afortunado”, casualmente aloja su cuerpo aquella mujer gastada; entre cuatro paredes, en medio de una oscura cortada, tanto o más oscura que sus ojos, rodeados de niñez y vergüenza.
Tiras de colores en lugar de entrada, abren camino a su refugio...
-Perdoná que no tenga muebles, se disculpa Elvira mientras señala “su hogar”. Yo lo recorro con la vista.
- No se preocupe, mientras existan ganas de vivir, eso no hace falta- replico, mientras me salta su perro Pedro, en quien gasta sus pocas monedas para darle un tazón de leche por día porque “el pobre necesita crecer” cuenta Elvira realmente preocupada.
Ofrece algunos mates, que no sé donde calentó, porque a nuestro alrededor no había mas que tres sillas de “Quilmes”, el tazón de Pedro y algunos cheques de esperanza al portador. Entre charlas sobre el barrio, los gastos, jubilaciones que no llegan, sus 79 años se cansan. Luego de algunas preguntas sobre el transporte que ella no puede usar, la acompaño a la esquina oscura en la que vacía su monedero cada día por Pedro.
Tomé el 123, molesta por el cansancio, después de un día largo de trabajo, llegué a mi casa. Abrí la puerta, prendí la hornalla, puse la mesa, y una vez sentada, estaba lista para quejarme nuevamente... miré a mi alrededor y recordé a Elvira... y a Pedro.
Esto sucedió una mañana como cualquier otra; podría haber sido ayer, o pasado mañana... porque de todas maneras, Pedro toma su tazón de leche todos los días...
3 comentarios:
hay mas liinda (L)
Te amo hnaa
Que lindo seria que haya mas corazones como el de Elvira. Me reconforta el alma leer esto, me lleva a creer que existen muchas elviras y así seria todo distinto.
Besos!
:) q lindo colega!! bueno ahora q nos hicimos amigas en rosariobloggers... aqui estoy leyendote. Tengo tu cara de los pasillos facultativos, probablemente te pase igual con la mía... ya nos veremos ""
Te mando un abrazo!
te sigo leyendo!
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